Estos conglomerantes constituyen la familia de los cementos fríos. La Instrucción española considera dos tipos de cementos de horno alto:
TIPO III/A: Sus constituyentes son clínker de portland (35 a 64 %), escoria siderúrgica (36 a 65 %) y otros constituyentes (0 a 5 %). Los porcentajes son en masa y no incluyen ni el regulador de fraguado ni los aditivos.
TIPO III/B: Sus constituyentes son clínker portland (20 a 34 %), escoria siderúrgica (66 a 80 %) y otros constituyentes (0 a 5 %).
Las clases resistentes son las mismas que para los cementos portland.
La escoria granulada es una especie de arena (el aspecto y el color son parecidos) que se obtiene por enfriamiento brusco en agua de la ganga fundida procedente de procesos siderúrgicos. Sus partículas son más o menos porosas y “rechinan” al aplastarlas con la mano. Al ser enfriada bruscamente en agua (temple) la escoria se vitrifica y se vuelve activa. Dado su contenido en cal combinada, la escoria no es una simple puzolana, sino que tiene de por sí propiedades hidráulicas, es decir, que es un verdadero cemento. Lo que sucede es que, por sí sola, la escoria fragua y endurece muy lentamente, por lo que debe ser acelerada por la presencia de algo que libere cal, como el clínker de portland. Bastan muy pequeñas cantidades de este último componente para asegurar el fraguado y endurecimiento de la escoria molida.
Estos cementos presentan poca retracción y un débil calor de hidratación, por lo que pueden ser utilizados sin riesgo en grandes macizos. A cambio y por la misma razón, son muy sensibles a las bajas temperaturas, que retardan apreciablemente su endurecimiento, por lo que no deben utilizarse por debajo de los + 5 C.
Los cementos siderúrgicos son susceptibles de experimentar cambios de tonalidad más o menos irregularmente después de endurecidos. El hormigón de cemento de escorias presenta una rotura de color verdoso Característico.
Quizá la idea más importante que debe retenerse en relación con estos cementos es que necesitan efectuar su endurecimiento en medio constantemente húmedo durante dos semanas al menos, dada su lentitud. Sus grandes enemigos son la sequedad y el calor.
No deben emplearse los de fabricación muy reciente, que presentan riesgos de retracciones elevadas. Por igual motivo y para evitar desecaciones prematuras y rápidas, hay que emplear bajas relaciones agua/cemento y vigilar bien el amasado, porque estos cementos dan morteros y hormigones un poco arios que incitan a quien los amasa a echar más agua a la hormigonera. Un vibrado enérgico vence esa rigidez durante la puesta en obra.
Conviene utilizar dosificaciones amplias, bien amasadas, para evitar faltas de homogeneidad y el riesgo de tener endurecimientos irregulares. En general es preferible una buena dosificación en cemento de categoría inferior a otra pobre de categoría superior.
En resumen, puede decirse que los cementos siderúrgicos son delicados y exigen más precauciones en su empleo que los portland. Son más resistentes que éstos a las aguas sulfatadas, las de mar y las muy puras; pero no deben utilizarse si la agresividad es grande.
domingo, 10 de abril de 2011
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