jueves, 14 de abril de 2011

Docilidad del Hormigón Fresco.


La docilidad, concepto de difícil definición, puede considerarse como la aptitud de un hormigón para ser puesto en obra con los medios de compactación de que se dispone. Esta trabajabilidad del hormigón está relacionada con su deformabilidad (consistencia), con su homogeneidad, con la trabazón de sus distintos componentes y con la mayor o menor facilidad que la masa presente para eliminar los huecos de la misma (aire ocluido), alcanzando una compacidad máxima.

La docilidad depende, entre otros factores, de los siguientes:

a) De la cantidad de agua de amasado. Cuanto mayor sea ésta, mayor será la docilidad.
b) De la granulometría de los áridos, siendo más dóciles los hormigones cuyo contenido en arena es mayor. Pero por otra parte, a más cantidad de árido fino corresponde más agua de amasado necesaria y, por tanto, menor resistencia. Por ello las relaciones que indicamos no pueden extrapolarse más allá de ciertos límites.
c) La docilidad es mayor con áridos redondeados que con áridos procedentes de machaqueo.
d) La docilidad aumenta con el contenido en cemento y con la finura de éste.
e) El empleo de un plastificante aumenta la docilidad del hormigón, a igualdad de las restantes caracteristicas.

La docilidad del hormigón se valora determinando su consistencia con el cono de Abrams (UNE 83.313:90). Para el caso de hormigones de edificación, la Instrucción española recomienda que el asiento de cono no sea inferior a 6 centimetros (en el supuesto de que no se empleen superfluidificantes)

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